Desde el mañana, el viento trajo una nostálgica canción, llena de plegarias olvidadas y gritos que desaparecen en el horizonte.
En estos días donde el pasado canta una melodía que resuena en el futuro y el presente se vuelve difuso, me preguntó si recuerdas, esas cálidas noches de verano, en el que llorabas intentando grabar tus palabras en el cielo estrellado.
"Yo estoy acá."
Una simple frase que pretende definir nuestra existencia, que solo explícita que estamos vivos dentro de este laberinto de letras.
¿Te acuerdas de aquellos tiempos llenos de ingenuidad, donde ni siquiera podíamos ver los límites de nuestros dedos? Donde todo parecía un remolino de desesperación y confusión. Donde siempre íbamos en busca de una realidad diferente. ¿Cuando habrá sido que todo se desmorono? Tal vez todo siempre fue un castillo de arena, que fue barrido por la marea o a lo mejor palacio de naipes que se destruyó con el viento.
"Adiós preciados días."
Aún si los has olvidado, aún si los has abandonado. No me arrepiento de lo vivido. Todos los llantos, todas las risas, todos esos duros momentos, todo aún ahora, es tan preciado para mí.
Por eso recuerda.
"Nosotros, nunca estamos solos."
Algún día permiteme llevarte otra vez, allá a lo lejos, donde el cielo color azur parece mezclarse con el mar.
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